Los Rays de Tampa Bay y cuál será su próxima casa han tomado parte de la agenda de las reuniones de los dueños de equipo en miras a solventar el cierre patronal que se vive en las Grandes Ligas.
El comisionado de MLB, Rob Manfred, confesó que, tras la reunión del jueves, las alarmas se han activado nuevamente debido a que la concesión del Tropicana Field termina en 2027 y no se vislumbra una salida favorable para la organización tras esa campaña.
«Ellos han estado en un período importante de incertidumbre sobre dónde van a jugar. Y por supuesto eso ha afectado la perspectiva económica de la organización», destacó el comisionado en una rueda de prensa posterior al encuentro. «Eso es algo malo. Es algo malo para el negocio. Obstaculiza la capacidad del negocio para operar y al club para ser más efectivo».
En 2019 la oficina del comisionado de MLB le dio luz verde a los Rays para buscar una posible solución a la crisis compartiendo compromisos entre la Florida y Montreal, algo que fue descartado en enero del 2020. Asimismo, en 2018 el equipo abandonó los planes para construir un estadio al otro lado de la ciudad debido al poco apoyo de la afición, algo que las autoridades de Tampa Bay esperan mejorar.
Manfred espera que los Rays se queden en Tampa Bay
«Mi esperanza es que Tampa, los oficiales en Tampa Bay y la región y los Rays, puedan trabajar juntos para encontrar una solución que mantenga una temporada completa de béisbol en Tampa”, agregó Manfred. “Creemos que Tampa es un mercado de Grandes Ligas y queremos encontrar una solución que haga que el club sea económicamente viable en ese mercado. Creo que algunos de los comentarios de los líderes de la región también han sido alentadores».
A pesar de llegar a la Serie Mundial en 2018 y 2010, el estadio de los Rays, que no es de fácil acceso para los seguidores, fue el antepenúltimo en promedio de asistencia de aficionados con 9.500. Solo superados en esta categoría por los Marlins de Miami y los Atléticos de Oakland.
Con estas cifras muchos pensarían vender la franquicia, pero su dueño desde 2005, Stuart Sternberg, ha dicho en reiteradas ocasiones que no desea salir de ella, sino encontrarle una salida al problema de uno de los equipos más exitosos de las últimas temporadas en las Grandes Ligas.